Recapitulemos. Antes de ir a Melbourne me habían clasificado como contacto estrecho por haber estado en el mismo cine. Pero luego cambió a contacto casual, así que sólo debía esperar a tener resultado negativo y podía hacer mi vida normal.
¿Qué más podría ocurrir?
No dejemos estas preguntas abiertas porque siempre puede ser peor.
Ya con el lockdown corriendo y con los restaurantes donde trabajaba cerrados, no quedaba otra que estar en casa, tratando de hacer las cosas bien para que saliésemos cuanto antes de esta situación. Pero la gente, en general, tenía otros planes.
Cada vez que uno salía a la calle (y sigue hasta ahora) pareciera que no hay encierro y que todo sigue funcionando normal, con la única diferencia que algunas tiendas no esenciales del Shopping Center están cerradas. Pero si vas a las playas, parques o lugares icónicos hay muchísima gente paseando, caminando o ejercitándose.
En Australia y, principalmente, en New South Wales (NSW) se han reportado diferencias significativas en el trato a las personas en distintos suburbios. Es común encontrarse con comentarios de este tipo en las redes sociales de los medios de comunicación y los grupos de Facebook del suburbio donde vivo.
Mientras algunos municipios incluso han implementado el toque de queda y solo una hora para ejercitarse; en otros nada de eso ocurre y se concentra muchisima gente disfrutando de los paseos por la playa o parques colindantes.
Desde este rebrote por variante Delta, en el estado de NSW se registró el número más alto de contagiados el pasado 12 de septiembre con 1.599 casos. Muchos menos que en los peores días de Chile, pero eso mismo ha permitido que, a partir del pasado lunes 13 comiencen a levantarse algunas restricciones, tanto para los suburbios más complicados en el interior como para aquellos del este donde la situación parece no ser tan grave.
¿Qué cambió en la forma de hacer las cosas?
Mientras al inicio la trazabilidad pasó a ser muy estricta; hoy no lo es tanto. Hace unas semanas, las autoridades dejaron de informar los lugares específicos donde han ocurrido los contagios o se han registrado casos positivos. Los medios de comunicación contribuyeron a que esa información dejase de ser de público conocimiento, por tanto, menos paranoia con el virus y más sensación de normalidad en el ambiente.
Parte de esto, también es económica. Australia hoy se encuentra en una profunda crisis producto de la pandemia y urge cuanto antes salir de esto y volver a la normalidad. En el último mes, se ha estado hablando en los medios de la posibilidad de abrir las fronteras con algunos países «seguros» como United Kingdom, Singapur, Japón y Nueva Zelandia. Pero no hay fechas concretas ni tampoco claridad respecto a si será a todos quienes estén en Australia o solamente para residentes permanentes y cuidadanos.
¿Qué papel juega la vacunación?
Antes de este rebrote, Australia se estaba tomando todo el tiempo del mundo en vacunar a los habitantes de la isla, pero la campaña de vacunación fue mucho más agresiva apenas apareció la variante Delta. La gente quiso vacunarse y ya no quedaban dosis disponibles.
Tal y como lo hizo Chile, comenzaron con los profesionales de salud, fuerzas de orden y trabajadores esenciales. Al inicio, si tu querías vacunarte debías esperar a que fuese tu turno. No te iban a atender, aunque tuvieras cita, si es que no estabas en el grupo de riesgo. Y me pasó.
Fui al Parque Olímpico de Sydney (casi una hora y media en transporte público desde donde resido) y luego de hacer la fila y llegar a la vacunación me dijeron que no era elegible. Que debía hacer una nueva cita y volver cuando fuera mi turno. Al buscar, ya no había horas disponible, la más próxima era hasta dentro de tres meses. Con el rebrote, toda la gente empezó a reservar y recién había algo para octubre, y yo había ido en julio.
Para mi suerte, pillé una hora disponible en agosto. Ahí ya todo había cambiado. Ahora estaban vacunando a toda la gente, indistintamente de la edad o condición de salud. Se habían trazado un camino para conseguir levantar las restricciones y para ello necesitaban a la población vacunada.
El Gobierno tuvo que disponer de más recursos para adquirir nuevas dosis de Pfizer y empezó, en paralelo, a promover la vacunación con la controversial AstraZeneca (AZ). Con toda la información circulante, comenzaron las dudas respecto de cuál vacuna es mejor o más conveniente. Y en paralelo, surgían llamados de movilización anticonfinamiento y antivacuna. No quedó otra que habilitar más lugares de vacunación, donde se incluyeron hasta farmacias para que las personas pudieran tener la primera dosis de AZ, al menos.
Hace un par de semanas el Gobierno hizo públicas las etapas para volver a la normalidad una vez que la población alcance el 70% de la doble dosis de vacunación. Hasta el 24 de septiembre 2021, el porcentaje fue cercano al 55%, por lo que algunas medidas se flexibilizaron como reuniones al aire libre con hasta 5 personas que tengan su pase verde.
La planificación contempló la reapertura de los restaurantes, bares y club nocturnos para el 18 de octubre. Así que la normalidad ya llegó…